jueves, 29 de julio de 2010

MATE COSIDO


Enhebrando el hilo de la esperanza contenida en una aguja colchonera que se asemeja a una rama de vainilla con olorcito a canela casi como si fuera una flecha convertida en pensamiento a punto de traspasar una manzana de perfecta redondez, desgarrando su alma y jugando a sentirse Robin Hood (porque a veces uno se siente Robin Hood), me cebó el primer mate, calentito y de sabor amargo, pero con la dulzura clandestina que me ofrecían sus manos al aferrarse al mango de la pava para tras una breve pausa, repleta de ansiedades y de anhelos, verter el agua en su punto exacto sobre la yerba anidada gustosamente en el cuenco del mate. Entonces, lo puso en mis manos como si pudiera tomar al sol entre las suyas y entregármelo, como si fuera fácil asir un pedacito de vida y obsequiarlo.

Con una luna redonda y de papel metálico reflejando hipnóticos haces de luz en la ventana, como cómplice y testigo, me entregaba puntada tras puntada, en cada cebada, mucho más que una simple infusión dueña y señora de los usos y costumbres, sin siquiera sospecharlo.

A través del correr de los segundos, de los minutos que quizás se convirtieron en horas sin que nadie lo notara, embebí mis labios con la humedad, compañera, amiga y hermana, de la bombilla que se abrazaba a mi boca desbordada y completa de congoja.

En realidad, no sé si alguna vez supo (tal vez, sí) que me entregaba la vida, la luna, el sol y todas las estrellas fulgurantes desparramándose en la vía láctea, con tan sólo darme un mate. Tal vez, junto a la maravillosa luz de su noble compañía, me alcanzaba con delicia algún sentimiento, calentito y resguardado, que bebíamos de la misma bombilla, aferrándonos con ansias embriagadas de nostalgia al mismo mate, a la misma costumbre idiosincrásica la cuál nos permitía sentirnos como en casa dejándonos imaginar que la melancólica costura, aquella que alguna vez entretejimos entre sueños y acertijos, había dado sus frutos volviendo a dibujar el dobladillo de una cultura pretenciosa (suponiendo que la cultura pueda ser algo tangible aunque invisible, cuestión en la que dejo mis dudas) la cuál, aunque fuera débilmente, quería subir, subir los escalones a la gloria.

Pude gritar sin consuelo, con la boca cerrada apretando los labios, pero preferí esconderme detrás de esos hilos de seda con los que cosía el buen rato a medida que, vertiendo mecánicamente el agua caliente, seguía cebando. Es que hoy la ausencia se nota, se cuelga de cada ilusión perdida en una plaza de congreso, enviciando los sentidos, desgarrando al corazón con el olvido, con arañazos de un himno que ya no tiene voz (ni voto, en esta lejanía), con emblemas dormidos entre las garras de un felino al que no supimos hacerle frente. Sin embargo, los sueños aún siguen vivos y foráneos dentro de esta agua que cobija la pava descansando en la hornalla, con hilos de pasión y textura de naranja (esas cascaritas que enriquecen el sabor de lo cotidiano) van bordando la llama de lo lejano y puro, manteniendo viva la lumbre de un origen abandonado al azar, desperdiciado en un asiento de avión del que nos hicimos amigos y fieles confidentes, acariciando con la simpleza de lo ajeno una lengua que, aunque extraña, alimenta nuestros oídos de destierro con un aliento del que ya nos hicimos dueños.

No quedan más que en el recuerdo los domingos empapados por la lluvia cuando nos sentábamos, junto al fogón, a saborear las tortas fritas de la abuela Amanda o los panqueques con dulce de leche que preparaba el abuelo. No nos queda más que este tesoro, repleto de mitos y leyendas, que hoy entre miradas tristes y silencios tratando de ocultar los sentimientos, las penas, las luchas y las deudas, compartimos con un dejo de complicidad, de perpetua solidaridad con nosotros mismos, con nuestros propios miedos.

Casi como al descuido nos perdimos, juntos y ultrajados, en los bosquejos (ya casi imperceptibles) de una pava de hojalata que llegó por encomienda acompañada de unos cuantos kilos de yerba y unos discos de Cerati mientras nos preguntábamos, acobardados por un silencio que aniquiló al ensueño, que habría sido de los afectos renunciados y enquistados al pasado, al mismo tiempo que volábamos con la memoria al primer y último intento de hacer un asado con una pobre vaca estúpida al borde de la paranoia. Paranoia que se nos hizo carne y exilio desde el día en que partimos.

Entonces, forasteros y perdidos, dimos una nueva puntada y me cebó otro mate mientras le esquivaba la mirada al recuerdo y se olvidaba poco a poco de la distancia como tantas otras veces dándole la bienvenida a un amanecer que comenzaba a interrumpir la noche con suaves risas somnolientas, cuando volvimos a enhebrar nuestra aguja colchonera pero, esta vez, con el hilo de la supervivencia mientras me cebaba el último mate amargo de la fecha y cosíamos juntos las almas a nuestra tierra.



Espero que les guste... Es algo que escribí hace varios años cuando no se me ocurría, ni por asomo, emigrar de mi país. Pero sí pensaba constantemente en mis amigos que sí lo habían hecho.

lunes, 26 de julio de 2010

Impiden a una argentina de 88 años ingresar a España


Fuente: Diario Clarín, Argentina (13/07/10).

Es marplatense y había viajado para poder visitar a sus hijos y nietos. La mujer denunció que en el aeropuerto de Barajas la maltrataron. Las autoridades argumentan que no tenía la "carta de invitación" de sus hijos.

Otra argentina sufrió el ultraje de ser rechazada en España. En este caso es una marplatense de 88 años que había viajado especialmente para ver a sus hijos y nietos afincados allí. Tuvo que regresar en el mismo avión que había ido.
"Hace 30 años que visito a mis hijos, Hugo y Estela, que viven en Málaga y seis nietos. Pero esta vez, en el aeropuerto de Barajas nos trataron peor que a delincuentes y en siete horas ni siquiera nos dieron un vaso de agua", denunció Ada Ghiara de Rodríguez, maestra jubilada y viuda de un marino.
La mujer contó que el episodio ocurrió el 6 de julio pasado, al arribar a la Terminal 1 del aeropuerto madrileño de Barajas junto a su hija mayor Lucía Rodríguez, abogada de 62 años, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas.
"Llegamos al aeropuerto a las dos de la tarde de España y pedimos una silla de ruedas porque a mi edad no puedo andar mucho. En lugar de dejarnos pasar nos llevaron a un cuarto dónde había muchas personas amontonadas", relató.
Un policía de civil que no se identificó, prosiguió, les pidió que exhibieran los pasajes de avión y el dinero para comprobar si cumplían con el Código de Fronteras, que estipula un tiempo máximo de medio año de estadía en la península y 63 euros diarios de manutención.
"Yo iba a pasar cinco meses y mi hija uno. Llevábamos casi tres mil euros más tarjetas de crédito. Pero explicamos que íbamos a vivir en casas de familia y por lo tanto no íbamos a gastar en hotel", indicó.
La ex docente recordó que "el policía no me dejaba hablar y me dijo: "Si usted viene hace 30 años a España a ver a sus hijos, pues entonces ha vivido 15 años acá y representó gastos para el fisco español y se fue".
En tanto, los hijos de la mujer -nacionalizados españoles- la aguardaban en vano al otro lado de la puerta 1 de la terminal aérea. Sólo consiguieron hablar con ella a través de un teléfono especial que les facilitó la Policía Nacional, sin conseguir verse, aseguró Ghiara.
"A las ocho y media de la tarde nos entregaron un papel sin firma que pone "Denegatoria de Entrada en la Frontera" y nos obligaron a embarcar en el mismo avión de Aerolíneas con otros seis argentinos que tampoco pudieron entrar", confió.
"Pensar que yo como maestra y nieta de una abuela española repetí a mis alumnos aquello de la Madre Patria y ahora España nos trata peor que a delincuentes", lamentó.


Fuente: Diario Clarín, Argentina (14/07/10)
Por Juan Carlos Algañaraz. Madrid, corresponsal.

La ciudadana argentina Ada Ghiara de Rodríguez, de 88 años, fue rechazada por las autoridades de inmigración española y devuelta en el mismo avión que había llegado a Buenos Aires. El insólito suceso tuvo lugar el 6 de julio cuando la mujer, a quien acompañaba Lucía, una de sus hijas, llegó como lo viene haciendo hace treinta años a Barajas. El caso se conoció luego de que su hijo, periodista hispano argentino Hugo Rodríguez, publicara un dramático relato sobre las circunstancias humillantes de la detención y expulsión de su madre.
La mujer quería visitar en Málaga, Andalucía, a sus hijos Hugo y Estela, y a sus seis nietos, todos españoles. Cuando llegó en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, su hija Lucía Rodríguez, abogada de 62 años, requirió una silla de rueda para trasladarse. Entonces las llevaron a una sala, donde un policía les pidió los pasajes y el dinero, 63 euros por día, para entrar como turista con un plazo de 90 días renovable. "Yo iba a pasar cinco meses en España y mi hija uno. Llevábamos casi 3 mil euros más tarjetas de crédito. Pero le explicamos que íbamos a vivir en casas de familia y por lo tanto no íbamos a gastar en hotel", precisó Ada a DyN.
Ada y su hija no pudieron abrazar a sus familiares, a los que sólo les fue autorizado hacerle una llamada telefónica. Después de siete horas de penosa espera, la señora de 88 años recibió un papel sin firma alguna en donde se le comunicaba la "Denegatoria de Entrada en la Frontera". Con otros cinco argentinos también rechazados, tuvo que embarcar en el mismo avión de Aerolíneas Argentina que la había traído a Madrid.
La señora Ghiara de Rodríguez, viuda de un oficial de la Armada, escribió una carta al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, donde le explica las dolorosas circunstancias de su rechazo. "Imagínese usted mi dolor, no haber podido ni dar un abrazo a mis hijos, tratadas como delincuentes, cuando íbamos con nuestros corazones llenos de cariño por ver a nuestros familiares, a la gran cantidad de amigos, con los cuales compartimos cariño y amistad".
El dirigente Lois Pérez Leira, coordinador del Movimiento Argentinos en el Exterior, declaró a Clarín que "repudia la actitud de las autoridades españolas ante la expulsión de la anciana argentina de 88 años. Como es de comprender esta abuela argentina no tenía como objetivo ser una inmigrante ilegal para quedarse a trabajar. Tanto a ella como a su familia les movía el solo deseo de poder visitar durante una temporada a sus seres queridos", señala. Pérez Leira también informó a Clarín que le envió una nota a Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, destacando la "preocupación y consternación con que recibimos la noticia de la expulsión de una argentina de 88 años. Siempre es indignante que el gobierno actúe de esa forma, olvidan que la Argentina siempre recibió a los inmigrantes españoles con los brazos abiertos". Pérez Esquivel solicitó a Pérez Leira que haga llegar a las autoridades españolas y a Rodríguez Zapatero su protesta.


Ahora bien, hay muchos puntos a tratar sobre el tema y sobre este caso en particular.

Primero y ante todo, la continua FALTA DE INFORMACIÓN. Falta de información que tenía esta pobre mujer al arriesgarse a hacer un viaje tan costoso sin cumplir los requisitos que se solicitan en la frontera. Falta de información que revelan estas dos notas publicadas en el Clarín, que no llegan a dejar del todo claro cuáles fueron las razones por las que esta mujer no pudo ingresar a Europa y cómo deberían hacer otras personas que quisieran llegar a Barajas e ingresar sin problemas. Es increíble como, contando sólo lo que se quiere contar, podemos lograr asustar a mucha gente. Como a mi madre, por ejemplo, que también es una mujer mayor ahora estresada por su viaje a España, convencida de que la van a mandar de vuelta a casa, aunque ella sí cumple con los requisitos. Es decir, sufriendo un estrés absolutamente innecesario. Falta de información que sólo sirve a migraciones en Barajas, que parece que estuvieran encantados de encontrar el pelo en el huevo y tener excusas legales para hacer lo que hacen.

Por otro lado, el tiempo por el que uno puede venir de vacaciones a Europa es de un máximo de 3 meses, ni cinco, ni seis ni 90 días prorrogables (simplemente porque no es tan sencillo hacer una prórroga y, en tal caso, habría que solicitar una visa por extensión de turismo que no es tan simple conseguir). Por lo cual, volvemos a 3 meses (primer error) período para el que hay que traer exactamente 5670 euros por persona -más el dinero de un mes, por su hija, serían unos 7560 euros- (segundo error) más el seguro médico correspondiente al tiempo de estadía (que no es mencionado en ningún momento pero probablemente no lo tuvieran) más, la reserva hotelera o carta de invitación que no poseían (tercer error). No es justo que nos pidan todo esto cuando ellos se van a nuestros países con 1000 euros por un año y sin cumplir ningún requisito de nada porque simplemente, en nuestros países (exceptuando Brasil) no les piden nada. PERO... tampoco es justo que si, al llegar a migraciones, se le solicitan estos requisitos siga adelante con su viaje sin más. Espero que no me malinterprenten, pero hay gente que sí cumple los requisitos, que se embarga o se pasa años de su vida ahorrando para hacer semejante viaje, perdiendo el tiempo para hacer los trámites pertinentes y juntar el dinero necesario para también venir a ver a su familia o no. Injusto es para todos pero, realmente injusto, sería que esta pobre mujer no hubiese podido entrar cumpliendo todos los requisitos como es debido. Porque nos guste o no nos guste cada país pone sus reglas y sus leyes, y estas son las reglas para entrar en Europa.

Lo que sí, no tiene justificación alguna y es inaudito que se siga permitiendo, es el MALTRATO. Porque por no saber lo suficiente o porque siempre lo hiciste de esa forma o por lo que fuera, no cumplas los requisitos y no te dejen salir del aeropuerto, es una cosa. Ahora, que te traten como si fueras un delicuente o un trapo sucio, es otra completamente diferente por la que nadie tiene porqué pasar, ni una mujer mayor, ni nadie. Lo peor, es que hacen lo mismo con los niños, cosa que me parece todavía más grave, traumatizar a un chico de esa forma, innecesariamente, es de no creer. Y es esto lo que habría que resolver con más urgencia. No puede ser que a la gente se le permita semejante gasto, semejante viaje y para qué, sólo para tratarlos como basura y luego mandarlos de vuelta a casa. No puede ser que a la gente le quiten su medicación o no se les de agua o se les haga un comentario tan despectivo como la cantidad de dinero español que puede haber gastado durante 30 años. Pero así como ellos no deben mezclar todo haciendo comentarios fuera de lugar o mal justificando el estar fuera de regla con el maltrato y la incomunicación, nosotros tampoco podemos mezclarlo todo creyendo que la gente que no cumple tiene tanto derecho a entrar como la que sí lo hace.

miércoles, 14 de julio de 2010

IGNORANCIA COLECTIVA

El otro día tuve una reunión con mis compañeros de curso... Y como normalmente ocurre, la gente, en cuanto puede, suele preguntar que hace uno aquí pudiendo estar allí ahora que es el mejor momento para estar en cualquier lado menos aquí. Aunque claro, luego de escuchar la historia de tu país, entienden que para ti esta crisis no es "gran cosa". Y luego de horrorizarse un poco, incluso, apoyan la idea de que un español enamorado de una latinoamericana prefiera siempre vivir en su país y no en el de su pareja. Yo a favor de España puedo decir que es un país maravilloso y que, aunque mi país también lo es, es mucho más sencillo acostumbrarse a vivir aquí que allí. De hecho, nosotros somos el claro ejemplo de ello ya que probamos las dos opciones.

Pero a lo que vamos... Como es común, una conversación lleva a la otra y un tema se transforma casi en otro, sin que siquiera te des cuenta. Y si hay algo que el 80% de los españoles no sabe es: 1) la cantidad de requisitos que migraciones solicita a los turistas latinoamericanos y 2) que debido a la falta de información que generan, muchos de esos turistas regresan a casa sin haber podido disfrutar de sus vacaciones y habiendo perdido mucho dinero en ello. Y lo peor no es que no lo saben porque no les interesa o porque no ven informativos o no leen el periódico, no lo saben porque no tienen familiares o amigos sin la doble ciudadanía y que quieran venir de visita. Es decir, migraciones no se encarga de informar lo suficiente y a Europa no le interesa generar ningún tipo de debate.

La verdad es que así es como funciona normalmente la información en cualquier país, aquí dan por sentado que es sólo algo que atañe a los turistas extranjeros y en el extranjero, manipulan la información haciéndola sonar mucho más grave de lo que en verdad es para que aquellos que tengan alguna intención "ilegal" se queden en casa sin más.

Ahora usemos la lógica, la mayoría de las veces, los que en verdad vienen a quedarse, normalmente se informan lo suficiente como para poder hacerlo. Y los verdaderos turistas, mal informados, son los que vuelven a casa, habiendo pagado un billete de avión que sale un ojo de la cara y sintiéndose impotentes porque la mayoría de las veces el trato en migraciones roza la falta de respeto.

Es que todo está patas arriba y sólo gracias a la falta de información. Nadie les explica a los "ilegales" que aquí ya no es como antes y que muy pocas posibilidades quedan para ellos. Que ya nadie los contrata en negro porque las multas para quien lo hace son abismales pero no afectan al inmigrante. Nadie les dice, antes de hacer semejante viaje, que hoy retrasan hasta el trámite de reagrupación familiar unos dos años y que ahora prácticamente todos los trámites deben iniciarse en el país de origen, donde por supuesto también retrasan todo. Hasta he escuchado casos de extranjeros que creen que con empadronarse alcanza. Y sí, todavía pueden empadronarse y hasta obtener la seguridad social, pero no les permiten nada más.

Y no voy a entrar en la polémica de si esto está bien o mal, simplemente porque carece de importancia y no resolveríamos nada. Es como es y no hay nada mejor que saberlo.

Y nadie les dice (lo que me parece aún más importante) a los verdaderos turistas cuál es el detalle real de los requisitos y que toda la gente que envían de vuelta a casa es, sencillamente, porque no los cumplían todos. Sólo generan histeria colectiva haciéndole creer a esa gente que independientemente de que cumplas las reglas o no, te pueden mandar de regreso sin más. Y sólo logran que muchos turistas, o bien, sufran un estrés galopante pre-vacaciones o directamente opten por ir de viaje a otro lugar. Yo sólo les puedo recomendar, como siempre lo hago, que no pisen Barajas y cumplan todos los requisitos. Y sólo les puedo decir que, es verdad, uno se siente hasta "insultado" por la Comunidad Europea pero imagínense lo que siente un comunitario cuando ve que hacer una Carta de Invitación es prácticamente imposible porque, no sólo no creen en el turista sino que, además, ni siquiera creen en él.