miércoles, 11 de agosto de 2010

SER O NO SER...


Según la Real Academia Española, entre otros tantos significados, la "pertenencia" es el "hecho o circunstancia de formar parte de un conjunto, como una clase, un grupo, una comunidad, etc.", y también es la "relación de una cosa con quien tiene derecho a ella".

Ahora bien, (moralmente hablando) una vez que haces la maleta y emigras, ¿a qué tienes derecho? y ¿cuáles son tus obligaciones?

Lo que está claro es, que una vez que haces la maleta, te conviertes en una especie de "rótulo" para quienes te rodean o te rodearon. En tu país, eres un emigrante, alguien que tiene la "obligación moral" de no confundirse en el terreno nuevo, de no modificar su acento o añorar a su país a raja tabla. Pero en tu "nuevo" país, eres un inmigrante, alguien que incluso con una ciudadanía que indique lo contrario, tiene derecho a sentirse "sin derecho".

Anoche me preguntaron sobre una expresión española y cómo la diríamos en Argentina... mi respuesta (absolutamente inconsciente) fue otra expresión española. Y en ese momento me di cuenta que ya no pertenezco a ningún sitio, que en España siempre voy a ser argentina y en Argentina, la "españolizada" (así, despectivo y todo). Aquí siempre voy a tener acento argentino y allí, acento "gallego". Aquí siempre voy a ser la que no entiende muchas cosas porque nació en otro país y allí, la que no entiende nada porque se fue.

Los inmigrantes tenemos dos opciones: aferrarnos cada día más a nuestra lengua y a nuestras costumbres a pesar de los años lejos o soltar amarras tan despacio como sea posible. Yo creo que la segunda opción es la más sana (aunque la obligación moral indique lo contrario) pero es que vivir añorando es uno de esos dolores que no me permito ni me permitiré jamás...