domingo, 22 de mayo de 2011

LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA



Después de varios posts aseverando que el mundo se ha vuelto loco, al fin tengo el placer de escribir que no todo está perdido, que sí, el mundo se ha vuelto loco pero por suerte, no todos sus componentes. El mundo tiene salvación y el pueblo español lo ha demostrado.

Todos dicen que esto comienza con "¡Indigaos!" el libro de Stéphane Hessel que ya ha vendido millones de copias. Un libro fácil de leer, por corto y por simple, que arranca con un maravilloso prólogo de José Luis Sampedro y un pequeño texto introductorio dedicado expresamente al pueblo español. Un libro que nos incita a actuar, a indignarnos, a comprometernos con lo que está sucediendo, siempre que sea sin violencia. Un libro a favor del estado de bienestar que nos muestra como el sistema financiero está destruyéndolo todo. Un libro a favor de las minorías, de las culturas y de los derechos universales. Un libro que me ha gustado mucho leer y que recomiendo...

Pero haya comenzado en "¡Indigaos!" o no, el cambio ha comenzado. Y paradójicamente a lo que venía diciéndose en España, desde que llegué, lo ha comenzado la generación menos pensada: la "supuesta" generación de los ni-ni. Generación que, en realidad, no trabaja porque no puede y no porque no quiere y que no estudia porque estudiar aquí es muy caro y no puede trabajar para solventarlo. Una generación que piensa, que siente y que quiere que eso cambie; una generación que nació con la tecnología y que sabe utilizarla mejor que nadie; una generación que logró armar una ciudad entera en una plaza en sólo cuestión de días. Es decir, no sólo es una generación que piensa y siente, además es una generación inteligente. Tanto, que a ellos se sumaron otras generaciones, gente de todas las edades y todos los "colores" que se dio cuenta que era el momento oportuno para reaccionar y reivindicar sus derechos.

Cuando esto comenzó, el 15M, yo no pude más que retroceder en el tiempo y recordar los cacerolazos del 2001 en Argentina. Otra manifestación espontánea y pacífica (aunque, al final, no pudo mantenerse tan pacífica como aquí) en la que el pueblo argentino al unísono copó las calles y los balcones para quejarse de los robos de los bancos (el famoso "corralito") y la crisis, logrando que el presidente (Fernando De La Rua) huyera en helicóptero de su puesto. Hoy, aquí y ahora, no es necesario que el gobierno actual claudique a su puesto pero sí, que claudique a la petición del pueblo y empiece a cambiar el sistema. 
Sin embargo, las manifestaciones del 15M no son como los cacerolazos argentinos, el 15M fue mucho más allá. Traspasó fronteras dentro y fuera de España. Se mantuvo firme, día y noche,  y no cedió ni frente a la Junta Electoral ni frente a nadie. Llamó a la reflexión, pero a una real y fue tan pacífica que la policía no accedió a echarlos de las calles por iniciativa propia. Y lo lograron, lograron que la política no se inmiscuyera en el meollo, lograron que "los violentos" que disfrutan de las manifestaciones ajenas no participaran, lograron que el pueblo no sólo se pusiera de su lado, sino que apoyara y fuera, al menos a ver de qué se trataba. Y aunque los tertulianos y algunos políticos llegaron hasta el absurdo más absurdo con sus teorías conspiratorias (que nadie se creyó), no bajaron los brazos.  Lograron que el mundo entero supiera lo que estaba pasando y lo hicieron con decencia, con reflexión, con saber estar y con cabeza. 

Personalmente, lo que más me alucinó fue la organización. En poco tiempo, demostraron que ser espontáneo no implica ser desorganizado. Desde un comienzo, organizaron asambleas, la limpieza, puestos de comida (y hasta donaciones para la comida sobrante), guarderías, cursos de redes sociales y todo lo necesario para pasar los días y las noches allí. Le dieron al sistema una lección de civismo y decencia que no tiene precedente y le mostraron al mundo que todo puede cambiar y que el pueblo español, no sólo está listo para el cambio, sino que además, está preparado para hacerlo.

Estamos ante un hecho histórico, sin lugar a dudas. Y como tal, debería haber un antes y un después del 15M y si no es así, tendremos que seguir luchando hasta que lo sea.

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