viernes, 18 de marzo de 2011

MI CORAZÓN ESTÁ EN JAPÓN...

Ya todos estamos al tanto de la tragedia continua que se está sucediendo en Japón. Es descorazonador ver los informativos y ser conscientes de que todo siempre puede ser peor. Ver a un pueblo desmoronarse en silencio cala el alma tan hondo que ya se siente un dolor irreparable aunque estemos a kilómetros de distancia.

Mi corazón está en Japón, en esa gente que no sólo lo ha perdido todo, incluso a sus seres queridos, sino que además, es posible que pierdan aún más (si es que perder más que todo, fuera posible). Un pueblo que, a pesar de todo, mantiene la compostura mientras yo no puedo evitar llorar como una chiquilla cuando veo las imágenes del desastre.

No sólo han tenido que pasar un terremoto y un posterior tsunami que arrasó con sus casas y sus vidas mientras luchaban por sobrevivir sino que, además, hace días que conviven con una alerta nuclear que cada vez alerta más. Y es que es imposible estar preparado para tanto caos y, no hablo del gobierno, hablo del pueblo, ese pueblo que tuvo que correr a seguro, perder a su familia, hacer interminables colas por un poco de agua, ver su vida convertida en escombros y ahora, volver a correr para que el peligro no los alcance. No, no se puede estar preparado para todo eso y buscar, mientras, la mesura suficiente como para no sembrar el pánico en tus progenitores, en tus hijos o en tus hermanos. La procesión debe ir por dentro y las secuelas (con o sin radiación) serán eternas.

Recemos por Japón! Apoyemos a Japón!

Mi corazón está en Japón...

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