domingo, 10 de enero de 2010

CANSADA... PERO FELIZ!



Al fin, y como es debido, ¡explotó el verano marplatense! ¡Ya era hora!
Tengo que reconocer que empezaba a asustarme un poco porque nuestras vidas ya están organizadas para no quedarnos. Es decir, Sergio desde que llegó sabe que su vida en la Argentina es temporal (cosa que no sé hasta que punto es del todo agradable si son muchos meses). Pero yo, yo reorganicé mi vida entera para irme. Informé en el instituto que doy clases que el año lectivo que entra no cuenten conmigo, dejé mi empresa de organización de eventos porque los clientes a la hora de festejar te contratan con un año de anticipación y todas y cada una de las personas que me conocen, saben que me voy. Retrasar la partida, sería un caos. Quedarían meses colgados, sin nada que hacer y yo sufriría de histeria colectiva. Es que no sirvo para estar quieta, no sé vivir sin hacer mil cosas a la vez. Soy multiuso me miren por donde me miren y me gusta ser así... ya no sabría ser de otra manera. Siempre estudié y trabajé a la vez (encima soy estudiante crónica) y en vacaciones siempre tuve dos trabajos. Ya hace varios años (hasta hoy) que tengo 3 trabajos, a falta de uno: la empresa de organización de eventos, las clases y el local de mi papá. Además, pinto, dibujo (hasta me di el lujo de participar de una muestra de arte) y escribo. Cuando me queda tiempo, hago lámparas, flores de papel, saco fotos. Y tengo varios proyectos a futuro de laburo: diseño de camisetas, tarjetas de felicitación... Realmente no paro. Y como si todo eso fuera poco, tengo ganas de estudiar fotografía, y diseño.

Con respecto a nuestra mudanza a España, yo soy la positiva, la que siempre dice que todo va a estar bien y Sergio el que pone el paño de realidad y me informa que no va a ser fácil. Lo que él no sabe (o sí) es que ya sé que no va a ser fácil porque nada lo es pero que, aunque tengo miedo (sigo siendo humana), también sé que tengo las herramientas para estar bien (más tarde o más temprano) y sino, las invento. Aprendí a reinventarme cada vez que fue necesario y no va a ser la primera vez que empiece de cero. Si hay que arremangarse, me arremango... nunca tuve problema con eso.

En fin, que empezó el verano, que Mar del Plata se llenó de gente y que los ahorros y el esfuerzo empezaron a tomar otro color. El color de la esperanza. Eso es lo que me genera esta mudanza. Al principio, me parecía lo más correcto: esta vez, no quiero nada que empañe esta relación y lo mejor para eso es un lugar casi neutral y que nos permita ver a nuestras familias relativamente seguido, los dos casi en la misma situación. Después, empezó a gustarme la idea: mi vida me gusta pero tampoco es perfecta y tampoco es que crea que lo vaya a ser en España pero mudarte, y más si es a 12 mil kilómetros, te permite reorientar tu vida hacia el lado que más te gusta, es como reinventarte con más cosas a favor que en contra. Y ahora, ya se convirtió en una necesidad: la espera me está matando, ya quiero que llegue abril y tener el pasaje en la mano. Ya quiero conocer mi casa nueva y recorrer la ciudad en la que voy a vivir. Ya quiero poner en práctica los proyectos que tengo en mente y, principalmente, quiero dejar de tener una vida "temporal".

Que tengo miedo, es cierto. Que todo puede salir mal igual, también es cierto. Que voy a poner de mí todo lo necesario para que suceda lo contrario, es un hecho.

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