lunes, 11 de enero de 2010

ES MI HIJO... PERO ES PERRO



Por si fuera poco preparar una mudanza entera hacia el otro lado del charco, yo viajo con mi perro (foto) que, como pueden apreciar, es un caniche toy blanco y se llama Antú (que significa Sol en mapuche), está a punto de cumplir 4 años y fue él quien me regaló el primer amor incondicional de mi vida. Les cuento un poquito su historia...

Yo no estaba pensando realmente en tener un perro. Siempre tuve perro de chica pero ya era grande, vivía con mi ex marido y no era algo que hubiesemos hablado realmente.
Iba caminando por la calle cuando lo vi. Era hermoso, perfecto, diminuto y te miraba en la vidriera con carita de "llevame". No lo pude evitar, de repente y sin aviso, quería un perro. Y no quería cualquier perro, quería ese. Sin entrar al local pero tampoco sin moverme de la vidriera, llamé a mi ex marido y le pregunté si quería un perro. Obviamente, dijo que no, que después veíamos, que lo charlabamos. Pero yo sabía que si me movía dos pasos de esa vidriera, otro iba a entrar a comprarlo. Así que insistí, cual nena de 5 años hasta que dijo que sí. Y lo compré.

Cuando abrieron la jaulita empezó a llorar pero apenas lo tuve en brazos enmudeció al instante. El problema después era que cada vez que lo soltaba, lloraba. Me salió llorón pobrecito, de hecho ladra poco y todo, pero llora que da calambre. Automáticamente, decidí que se llamaba Antú. Y no sólo compré al perro, compré absolutamente todas las cosas que existen en el mercado para perros como el mío, hasta la mochilita para pasearlo. Gasté una fortuna en ese perro, pero tengo que reconocer que sigue valiendo la pena.

De más está decir que, cuando me separé, me olvidé muchas cosas en mi antigua casa pero no me olvidé a mi perro. Y estuvimos más de un año los dos solitos, sólo queriéndonos. Hasta que llegó Sergio.

Para ser sincera, tenía un mínimo de miedo con respecto a su llegada y Antú. No por Antú, sino por Sergio. Es decir, por Antú también... yo lo amo y como toda buena madre creo que es el más hermoso y el mejor perro del mundo pero no lo es (si es el más hermoso de todos, claro)... cuando no estamos en casa hace pis donde se le canta, a la mañana llora para despertarte, hay que jugar cuando él tiene ganas, hay que sacarlo a pasear, qué se yo. Igual, mal o bien, sabía que nos íbamos a arreglar, yo seguiría cuidando del perro y Sergio haría un pequeño plus para quererlo. Pero no. Fue mucho pero mucho mejor que eso. Fue como esas parejas en que la mujer es madre soltera o divorciada y el hombre que empieza una relación con ella, lo sabe y sabe que inicia una relación con su hijo también y ama poderosamente a los dos porque su amor por ella lo vale. Así, tal cual, fue la incursión de Sergio en la vida de Antú. Ahora somos tres. Lo quiere, lo cuida, lo mima, juega con él, se turna conmigo para sacarlo a pasear. Es perfecto. Y Antú se enamoró de Sergio ya en el primer instante.

Ahora sí, a lo que nos compete. Todavía no sé muy bien qué es lo que debo hacer para viajar con Antú a España. Me he pasado los dos últimos meses buscando información en internet pero ninguna termina de ser realmente clara. Cosa que pretendo no suceda en mi blog. Ya les digo que me va a llevar tiempo porque sigo averiguando y si alguien que sabe algo está leyendo, no vendría mal un comentario. Pero bueno, al momento, lo que descubrí.

Leí en un foro que las compañías aéreas no aseguran a los perros. Es decir, si le ocurre algo a tu maleta todo bien pero si tu perro muere, nadie se hace cargo. Lo que es un tema porque yo me muero si no viajo con mi perro pero también me muero si le pasa algo. Y que nadie responda, me hace pensar que es posible que suceda... en fin.

Por otro lado, sé que tengo que hacerle un pasaporte, ponerle un chip y vacunarlo contra la rabia. Lo del chip tampoco me convencía mucho pero leí en otro foro que es sólo una inyección.

También te piden una caja especial, que tenga comida y agua, un lugar donde hacer sus necesidades y que no esté totalmente sedado porque la altura más el sedante podría matarlo. Osea, que Antú va a hacer todo el viaje llorando, supongo.

Lo que sigue sin quedarme para nada claro es lo del pasaporte, quien lo emite, etc. No encontré una sola página que te informe eso. Pero ya lo descubriré.

Por otro lado, también leí que para hacer todo el trámite tenés que ir a ver a un veterinario del Colegio de Veterinarios, en mi caso de la Prov. de Buenos Aires. Chequeé eso en internet y resulta que en Mar del Plata hay sólo uno y atiende de 9 a 14 hs, cosa rara.

Pero bueno... esta semana veré de comunicarme con este hombre y ya les iré informando sobre el proceso de transportar un perro a Europa. Mientras tanto, espero aportes =)

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